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La vitamina D reduce la gravedad de los ataques de esclerosis múltiple

La vitamina D reduce la gravedad de los ataques de esclerosis múltiple Nuevos desarrollos en los últimos años sobre la esclerosis múltiple (EM), cuyos síntomas varían de persona a persona, dan esperanza. La vitamina D también es eficaz en la EM, donde un estilo de vida saludable juega un papel importante en el tratamiento.

La importancia de la vitamina D en el tratamiento de la esclerosis múltiple

 La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad cuyas causas aún no se han identificado completamente. Por esta razón, los estudios y la investigación sobre la esclerosis múltiple continúan rápidamente. Según la investigación, muchos factores como los virus, el estrés, el consumo excesivo de sal y fumar pueden desencadenar la EM. Otro punto importante es que las personas con esclerosis múltiple a menudo tienen deficiencia de vitamina D. Estudios científicos recientes muestran que los niveles adecuados de vitamina D regulan el sistema inmunológico y tienen efectos beneficiosos sobre las personas con EM. El número de ataques disminuye, así como su gravedad. Varios estudios también han demostrado que la ingesta de vitamina D en dosis adecuadas reduce el riesgo de EM en dos. Se cree que la suplementación adecuada de vitamina D en los niños puede tener un efecto protector a largo plazo contra la EM.

Los síntomas de la esclerosis múltiple varían de persona a persona

 En la etapa inicial de la EM, los síntomas neurológicos pueden mejorar espontáneamente en algunas personas, lo que retrasa la remisión a un médico y por lo tanto retrasa el diagnóstico. Los síntomas y la gravedad de la enfermedad también varían de persona a persona. Los síntomas que se presentan en las personas con EM son los siguientes:

Entumecimiento en una o ambas extremidades en un lado del cuerpo Hormigueo Alfileres y agujas Pérdida de energía Espasmo Rigidez muscular Calambre Pérdida de visión Doble visión

Incontinencia urinaria y urgencia urinaria Deficiencia del habla

Disfunción sexual Pérdida de equilibrio Fatiga Depresión

La deficiencia de vitamina D aumenta las tasas de recaída de la EM

 Todavía se están realizando estudios científicos sobre la relación entre la esclerosis múltiple y la vitamina D. Según la información obtenida, la deficiencia de vitamina D también aumenta las tasas de recaída en la EM. En particular, los medicamentos utilizados para el tratamiento de los ataques, las personas que llevan vidas menos activas debido a la discapacidad física, pasar la mayor parte de sus días en el interior o no poder beneficiarse del sol lo suficiente se citan como razones para esta situación. Sin embargo, también hay estudios científicos que muestran que los niveles adecuados de vitamina D tienen efectos positivos en los pacientes con EM mediante la regulación del sistema inmunológico.

Los ataques pueden ser desencadenados por el calor

 Aunque se conocen los beneficios de la vitamina D en la EM, por otro lado, puede desencadenar ataques debido a la exposición al calor y la temperatura corporal elevada. Por lo tanto, si bien se satisface la necesidad de vitamina D, también puede ocurrir el riesgo de progresión de la enfermedad. Por esta razón, las personas con esclerosis múltiple deben tener cuidado al usar el sol. En primer lugar, las horas después de las 10 am y las 16 pm, cuando los rayos del sol son más oblicuos, se debe preferir. Tomar el sol no debe durar más de 20-30 minutos. Sin embargo, se debe tener cuidado para evitar la luz solar directa sobre la cabeza, el cuello y la médula espinal. Puede ser suficiente para los pacientes con esclerosis múltiple para tomar el sol solo sus brazos y piernas, no todo el cuerpo.

Una vida regular y saludable es importante

 La forma más importante de controlar los ataques de EM es aplicar regularmente tratamientos preventivos. Las personas pueden almacenar suficiente vitamina D durante los meses de verano sin desencadenar ataques de esclerosis múltiple. Además, dormir regularmente, comer una dieta baja en grasas y rica en vegetales, hacer deportes según el grupo de edad y la condición física, evitar el estrés, no fumar y chequeos médicos regulares también son importantes para prevenir ataques. También es fundamental utilizar la vitamina D en las dosis recomendadas por el médico.

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